Los caballos corrían como locos hacia el precipicio. Jack corría tan de prisa que parecía cabalgar sobre el viento. Faltaban seis metros y tres segundos para la caída mortal. Los hados sonrieron a Jack y consiguió frenar a los caballos cuando estaban a punto de saltar hacia el abismo. Jane no se lo podía creer. Había vuelto a nacer. Jack miró a Jane y supo que tenía delante una segunda oportunidad.
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